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‘Rico y ligero’. Dos adjetivos que tienen un ‘feliz encuentro’ en muchas más recetas de las que podemos imaginar. Ayer mismo, sin ir más lejos, te ofrecíamos unos cuantos ejemplos de platos sanos y sabrosos ‘con sabor a mar’. Hoy continuamos proponiéndote ideas perfectas para su inclusión en todas esas dietas que persiguen reducir el número de calorías. Nos referimos al sushi, esa delicia de origen japonés tan amiga del paladar como de la silueta y la salud.

1) Uno de los ingredientes básicos para la elaboración del sushi es el arroz. Este cereal, bajo en grasa y rico en hidratos de carbono (tan necesarios para una dieta sana y equilibrada a pesar de su, en ocasiones, ‘mala fama’) cuenta también con un importante efecto saciante, ayudándonos así a regular el apetito y los ‘picos’ de hambre.

2) Las algas presentes en algunos tipos de sushi (el norimaki sushi, elaborado con la popular alga nori, quizá sea el más ejemplo más conocido) son también grandes aliadas de la silueta debido a su escaso aporte calórico. Además, ¡son muy saludables! Entre sus propiedades: son antioxidantes y una buena fuente de minerales, fibra, proteínas y vitaminas.

img_preparar_sushi_de_rollo_grande_de_cuatro_colores_15029_300_square3) Las verduras y hortalizas son otros alimentos que no suelen faltar en el sushi (pepino, aguacate, etc). Un grupo de productos cuya idoneidad para la salud y la figura está fuera de toda duda: son ricas en antioxidantes, proporcionan fibra, tienen propiedades diuréticas (muy importante para no retener líquidos), ayudan al buen estado de la piel, y son bajas en grasas.

4) La mayoría del pescado que se utiliza para hacer sushi suele ser pescado azul (atún, salmón, caballa,…). Una magnífica fuente ácidos grasos Omega 3 que nos ayudan a mantener a raya el colesterol y la salud del corazón. Además, son una gran fuente de proteínas de alto valor biológico.

5) Por si estas ventajas fueran pocas, ahí va otra que, aunque pueda parecer insignificante también tiene su ‘aquel’: muchas veces, el hecho de comer con palillos hace que disminuyamos el ritmo de la ingesta. La sensación de saciedad suele tardar en aparecer unos 20 minutos, de modo que, al comer más despacio, habremos ingerido menos cantidad en este espacio de tiempo.